¿Quién no ha soñado alguna vez en ser invisible?

La invisibilidad.

Desde que éramos niños todos nos hemos sentido fascinados en algún momento por la posibilidad de ser invisibles, poderse colar por cualquier rincón y salvar a nuestras princesas de dragones y otros seres malvados.

A medida que vamos creciendo perdemos un poco de nuestra inocencia y la cambiamos por nuestra pillería. No olvidamos nuestros anhelos de poder ser invisible algún día, pero esta vez para poder colarnos en los vestuarios de las chicas.

Pasan los años, cada vez somos más conscientes que eso de la invisibilidad es más un sueño y una utopía que una realidad posible. Aun así no podemos frenar nuestro impulso romántico de seguir queriendo ser invisibles, y si bien seguimos queriendo colarnos en los vestuarios de las chicas, ahora nos conformaríamos con poder ver por un agujerito a nuestros hijos en los primeros días de guardería y/o colegio.

Aún estoy en esta última etapa, pero me da que a medida que vaya creciendo seguiría encantado con la posibilidad de ser invisible por un ratito y observar a los míos en sus ratos más felices y es que a día de hoy me sigo desviviendo por ver sus sonrisas y lamentando por las muchas que me pierdo.

Aportación de ImanBox

En ImanBox nos hubiera encantado poder innovar con la invisibilidad y conseguiros esos minutos mágicos para poder ver las sonrisas de los nuestros. Desafortunadamente no somos tan buenos, y a lo máximo que hemos llegado es a inventar unas Cajas de Registro y Empalme, que eso sí, parecen invisibles comparadas con las cajas tradicionales. Nuestras cajas de derivación quedan enrasadas a nivel de pared sin sobresalir ni un milímetro.

Sí, somos conscientes que con esto tampoco podremos colarnos en los vestuarios de las chicas,  pero es que nuestras mujeres también leen este blog y nos gustan más sus besos que sus collejas..

  El principito
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